Krabi aka Parada en ruta a la playas

Uff, he vuelto a dejar de lado el blog, pero voy a intentar describir las últimas dos semanas…

El viernes 5 de junio, a eso de las cinco de la mañana, una furgoneta vino a buscarme a mi albergue en Penang, y después de casi una hora recogiendo a gente, salimos hacia Tailandia. Dormí un poco y antes de la frontera nos pararon con la excusa del desayuno (eran las ocho de la mañana) y para cobrarnos diez ringit malayos (unos veinte céntimos) por darnos la tarjeta de entrada a Tailandia con nuestros nombres impresos a ordenador. Me jodió, no por el dinero, sino por el hecho de tener que pagarle al tío por algo que yo habría hecho en diez segundos. También había un sitio de cambio, pero con un cambio no muy bueno, y por eso no cambié los ringits q me quedaban (aunque esa misma tarde me arrepentiría de no haberlo hecho).

Llegamos a la frontera y había muchísima gente. Por suerte nos pusimos a la cola de un puesto reservado a la gente que viajaba en transporte particular, pero no tuvimos problemas y nos ahorramos probablemente una hora de espera.

Después continuamos hasta Hat Yai, en el sur de Tailandia, y cambiamos de furgoneta. En está última el aire acondicionado era un hilillo de frescor y con el paso de las horas, el sol se fue levantando y el viaje se hizo pesadísimo, con una mezcla de bochorno y cansancio. Por fin a eso de las dos y media hora tailandesa (en Tailandia es una hora menos que en Malasia), es decir, después de diez horas y media de viaje, llegamos a Krabi.

Krabi es una pequeña ciudad en la costa sureste de Tailandia. No tiene playa pero es el lugar perfecto para organizar tours y visitas a la zona y mucho más tranquila que Phuket. Tailandia está hecho para viajar en pareja, ya que hay pocos albergues con dormitorios y las habitaciones individuales son más caras en comparación. Pero por suerte junio es temporada baja y encontré una habitación barata y disfruté de la tranquilidad y privacidad que no había tenido en Singapur y Malasia, durmiendo (mal)acompañado en dormitorios. Aunque antes, tuve que cambiar dinero, y resulta que el cambio estaba peor que en la frontera y además no aceptaban los billetes de cinco ringits. Y para colmo fui a sacar dinero y ahora los bancos en Tailandia cobran tres euros al utilizar tarjetas extranjeras y a eso hay que añadir la comisión de los bancos españoles! Al final el viernes no vi el anochecer…

El sábado fui a hacer unas me encontré con un alemán y resulta que teníamos el mismo plan de viaje, así que quedamos para el domingo para continuar juntos.

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